Ella siempre había confesado su fantasía más secreta: disfrutar del placer mientras alguien más observaba. Decidido a cumplir su deseo, invité a mi mejor amigo a presenciar nuestro momento íntimo. La mezcla de nervios y excitación hizo que la experiencia fuera aún más intensa. Cada mirada, cada movimiento, se convirtió en un espectáculo de pasión desenfrenada, dejando claro que los límites pueden romperse cuando se trata de cumplir una fantasía compartida.