Tengo chivatillos repartidos por todo el convento, y cuando sucede algo que se sale de lo normal, me lo suelen contar para que pueda tomar las medias oportunas y castigar a las infieles pecadoras. Es el caso de Daniela Ortiz, la han pillado bebiéndose el vino del Cáliz sagrado, y la he llamado a mis aposentos para darle su merecido. Tras una breve charla donde la joven rebelde me lo niega todo, decido darle un buen correctivo, colocándomela sobre mis muslos y azotándola en el culo! Después, la amenacé con expulsarla del convento, y me susurró muy bajito Padre, haré todo que lo haga falta para que usted me perdone, y me permita seguir aquí . Yo, como buen cura, soy todo bondad, y voy a darle una oportunidad a esta chica, pero antes, deberá librarse de todos sus pecados con una penitencia algo “especial”. Ojo al polvazo que pegamos, donde me agarro a los preciosos pechos de esta morenaza como si de ello dependiese mi propia vida! ¡Qué manera de follar y qué manera de tragar lefa hamijos