¡Ave María purísima! He hecho llamar a Maria Fernanda, también conocida en la web como Dulce Maylene, porque ha llegado a mis oídos que esta chica anda un tanto despistada últimamente en los estudios, por lo visto tiene un novio muy pesado que cada vez que llega a casa la acosa, le mete mano buscando manosear su rajita de la felicidad y sus enormes ubres. ¡Menudo cerdo el chaval! Pese a ser el cura oficial de Torrelavega, me dejo llevar por la ira y no puedo creerme que otra de las puritanas que tengo en el convento descubra los placeres de la vida más allá de las paredes de mi parroquia, así que he decidido castigar firmemente a Dulce, no puedo consentir que se eche en manos del primer desgraciado que se le ponga por delante, si tiene que aprender lo que un hombre y una mujer hacen habitualmente para consumar... que sea conmigo! La primera penitencia, será chuparme la polla, me la tiene que comer como si fuera el último rabo que va a meterse en al boca en el resto de su vida! Después,